Enero, Abril-Mayo y al terminar el verano son épocas en las que el objetivo de gran parte de la población es perder peso. Eso sí, de forma rápida. Y ya de paso sin modificar sus hábitos, y si puede ser, sin recuperarlos. Así que se recurren a dietas milagrosas que mucho prometen pero luego no cumplen nada. Lo puso Julio Basulto como metáfora. Aquí os la dejo:
Son restrictivas y bajas en calorías. Algunas, incluso caras, porque hay que comprar productos y suplementos. Y sí, seguramente pierdes peso, sobre todo al principio, pero a largo plazo vuelves a recuperarlo (y no solo lo que has perdido). Y lo más importante, que con la exposición continuada este tipo de dietas, la pérdida es cada vez más costosa y además, al dejarla, vuelves a tu peso inicial. En resumen, tienen principio y fin.
¿Queréis saber cuál es la solución? Aprender a comer correctamente y de por vida. Y mucho mejor si hacéis ejercicio. Al principio, puede resultar complicado, pero poco a poco lo conseguiréis. Instauraréis buenos hábitos y los mantendréis. Vuestro peso se mantendrá estable el mayor tiempo posible y apenas lo recuperarás. Podréis comer una gran variedad de alimentos saludables, entre los que se incluyen:
- Frutas y hortalizas (también verduras).
- Cereales integrales (arroz, pan, pasta, quinoa,etc).
- Frutos secos.
- Legumbres.
- Carne, pescado y huevos (excepto si sois vegetarianos).
- Y para beber, agua. No aporta calorías. Y vigilad con el alcohol y sus calorías vacías.
Primará antes la calidad que la cantidad. Olvidaros de alimentos procesados (normalmente los encontraréis en el supermercado), también de la bollería y el fast-food. Podréis salir a comer fuera (echad un vistazo a esta entrada).

PD. Podéis profundizar sobre dietas milagro en los blogs de mis compañeros (Juan, Griselda, María, Aitor y Sara).